Carta Abierta A Javier Milei

Querido Javier,

Ante todo, quizás debas disculparme por haber sido una de tantos que te hemos juzgado por tus dichos y acciones, sin siquiera conocerte.

Tus gritos, tu cara roja y desencajada, tu motosierra, no son elementos que me den tranquilidad.

Llevo la mayoría de mi vida viviendo fuera de Argentina, pero tengo a ese país fuertemente enraizado en mis entrañas. Lo que le pase no me afecta en forma directa. Sí lo hace a muchos de mis afectos y a miles de personas que aprecio aún sin conocerlas. Por eso, mi profundo interés en que el país al fin se libre del yugo de la banda de delincuentes que lo maneja hace décadas y que se resiste a que otros lo hagan

Es cierto que das miedo. Tenes un fusible flojo, que no es buena característica cuando esté sobre tus espaldas la responsabilidad del destino de millones.

Se te nota inmadurez emocional. En algunas cosas pareces un adolescente. Es obvio que hay temas en los que haces agua.

Por otro lado, si son sinceras tus intenciones, está en tus manos la posibilidad de cambiar el destino de tanta gente. Podrás hacerlo con tiempo, esfuerzo y paciencia, sólo si tenés la habilidad de controlar tus emociones y tu ira, bajar todo rastro de soberbia, pedir ayuda siempre que sea necesaria a aquellos que saben más que vos, y tener la necesaria cintura para cambiar posiciones cuando el bien común así lo requiera. No hablo de transar principios fundamentales. Eso es algo que jamás haría ni aconsejaría hacer a nadie.

Leo que no están aceptando a los experimentados fiscales de JxC en La Matanza, por ejemplo. ¿Es una estrategia pensada o es un plan para perder ante el masivo fraude que la mafia K está preparando?

Necesito una aclaración, porque, quizás por la distancia, estoy muy confundida.

Massa, CFK y sus secuaces no quieren perder el chorro de millones que lograron apropiarse durante todos estos años. Y harán lo que cualquier delincuente desesperado y acorralado haría: trampa.

No es momento de hablar entre ustedes, gente sin experiencia, para vencer a la maquinaria política más experimentada. Es momento de pedir ayuda.

La misma ayuda, que si sos elegido, necesitarás en muchas áreas. No es cuestión de decir: “el presidente soy yo y yo decido todo”. Esa es la fórmula del fracaso asegurado.

Por empezar, te rodean algunos personajes improvisados o directamente nefastos, que son muy llamativos para atraer votantes, pero que, llegado el caso de gobernar, tenés que poner en el freezer, sin importar de qué te acusen. Como Lilia L, por ejemplo. Y varios más. No puede ser un “vale todo”.

No estoy segura que tengas real noción de la verdadera responsabilidad que estás asumiendo. Menos de la increíble oportunidad que tenés entre manos.

Imaginate que logras frenar la inflación, traes inversiones, creas fuentes de trabajo, bajas los impuestos extorsivos y mejoras la economía y el bienestar general, aumentas la infraestructura, exportas bienes y servicios al mundo, combatis la terrible inseguridad y al narco, saneas la justicia, cuidas el medio ambiente, dejas de regalar pedazos del país a China, Irán, etc., rompes con las dictaduras, estás en contra del terrorismo y no a favor, y tantas cosas que la asociación ilícita K manoseó y arruinó. Que devolves esperanza a la población civil vapuleada por CFK y su banda.

Argentina podría volver a ser esa potencia que alguna vez fue antes del peronismo y de la que tanto te gusta hablar. Todo eso llevaría tu sello.

Pasarías de ser ‘un personaje exótico que despierta curiosidad’, a un prócer nacional y un admirado líder mundial.

Ahí si, tanto yo como muchos otros millones de compatriotas, en caso de una reelección, te votaríamos con gusto, y no con un broche en la nariz como haremos el domingo.

Pensalo.

Lana Montalban