La Consecuencia De Ignorar Lo Obvio
Cuando el obsoleto sistema de votación norteamericano, que, con una diferencia de más de 3 millones de votos en contra, decidió que Donald J. Trump se convirtiera en el 45 presidente de los Estados Unidos, lo absurdo alcanzó su cúspide. Se utilizó un mecanismo creado para evitar que la población negra contara con verdadero poder de decisión: el Colegio Electoral.
Quien sería la persona más poderosa del planeta por 4 años, es un ignorante, narcisista y con megalomanía al extremo, mentiroso patológico y peligrosas inclinaciones a la tiranía.
Nadie podía prever con precisión cuales llegarían a ser los desastres que ocasionara su gestión gubernamental, pero era más que obvio que una persona que carece de educación en todos los sentidos, no podía convertirse de la noche a la mañana en un ser conocedor de leyes, de historia, de diplomacia, de economía, de relaciones internacionales o de política interna. Él mismo se ha jactado de no ser amante de la lectura.
Nació con cuchara de plata. Su padre rápidamente sopesó que no sería un digno heredero de su imperio. Su madre declaró: “ojalá nunca se dedique a la política porque sería un desastre”. Su hermana lo describió como “alguien sin principios, falso y cruel que solo se interesa por sí mismo.”
Si, sabiendo toda esta información -que no era ni secreta ni clasificada, ya que Trump nunca escondió quien es-, de igual forma el partido republicano decidió apoyarlo y defenderlo, se merece la implosión que está sufriendo.
Donald Trump fagocitó al partido, para convertirlo en su show unipersonal, dejando a legisladores, gobernadores y otros políticos, en la disyuntiva de decir la verdad o seguirlo ciegamente. Quienes aún defienden a los gritos las mentiras provenientes del magnate neoyorkino, se encuentran en el dilema de sus vidas: si lo defienden y Trump se hunde aún más, ellos se irán al infierno político con él. Si no lo defienden más, serán considerados traidores por la base más dura que lo sigue a Trump, en gran proporción, norteamericanos sin grados universitarios, racistas de tendencias supremacistas blancas, organizaciones netamente extremistas de derecha, evangélicos, cristianos y otros.
Durante los primeros meses de su gobierno, cada vez que leía del teleprompter, sus seguidores en la prensa de derecha y de otros medios, afirmaban que “se había mostrado presidenciable”. De esa forma justificaban darle más tiempo para demostrar que podía llegar a convertirse en alguien “al menos respetable”. Trump no tardaba nada en demostrar que no había cambiado. Seguía siendo el mismo bruto, maleducado y prepotente de siempre.
Hace poco más de una semana, vimos una consecuencia real de sus arengas violentas a lo largo de cuatro años. Una insurrección armada que copó el capitolio norteamericano. Un policía asesinado, 4 muertos más y decenas de heridos.
El ataque tenía la clara intención de derrocar la democracia, extender ilegalmente la presidencia de su líder -a pesar de haber perdido la elección- y de atrapar y ejecutar no sólo al vicepresidente Mike Pence, considerado un traidor por no doblegar las leyes y la constitución, para ayudar a Trump a revertir el resultado de unas elecciones limpias, sino también a la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y según los investigadores, a varios más.
Mike Pence durante todos estos años ignoró lo obvio y fue el más obsecuente de los vicepresidentes que se recuerde. Justificó lo injustificable. Ahora, él y su familia vivirán por el resto de sus vidas con el terror de ser atacados por la horda salvaje y armada que sigue ciegamente a su -hasta hoy- jefe.
Cada día que pasa, más participantes del ataque son arrestados. Muchos de ellos estaban fuertemente armados con verdaderos arsenales. Muchos son miembros del Ku Klux Klan u organizaciones pro-nazis. También se están descubriendo las múltiples participaciones de legisladores republicanos en la insurrección, tanto por facilitar la ubicación de Pelosi, o por dar tour de reconocimiento del Capitolio el día anterior al ataque, y otros detalles aberrantes que iremos descubriendo con el correr de los días o meses.
En general, los terroristas son racistas blancos, que quieren eliminar cualquier vestigio de otras razas o culturas: latinos, negros, judíos, musulmanes, etc.
Según Jackson Katz, educador y cineasta, la razón por la que el ataque del 6 de enero se llamaba “Salvemos América”, se refería específicamente a “salvar” al país del advenimiento de las mujeres y “gente de color” en posiciones de poder. Lo que quieren es la supremacía del hombre blanco. Son racistas, clasistas y tóxicamente machistas. Trump se posiciona como un macho alfa, y para él, quienes no lo siguen son “débiles y femeninos”. Una mujer con poder, se merece apodos des-humanizantes e insultos de su parte.
Esta debería ser una lección para muchos. Cuando una Cristina Fernández de Kirshner dice “vamos por todo”, no escucharla o tomar sus palabras con seriedad es, sin duda, un error fatal. Cuando un Chávez o un Maduro avisan que expropiarán empresas, o declaran que la prensa libre es “el enemigo del pueblo”, hay que escucharlos y no intentar “interpretar” sus palabras.
En las palabras de Federico Finchelstein, para el Washington Post, “El populismo es, de hecho, una forma de autoritarismo que distorsiona y estrecha la democracia sin destruirla. En la mayoría de los regímenes populistas, las democracias se vuelven anti-liberales, y los populistas definen a su líder y seguidores como todo el pueblo y a todos los que no están de acuerdo como enemigos del pueblo”.
La democracia no es una institución perenne. Es frágil y delicada. Depende de muchos factores y mucha voluntad para poder ser preservada. Cada ciudadano debe cumplir su papel para que sobreviva los ataques. En estos días han citado en reiteradas ocasiones un supuesto diálogo entre una dama de la sociedad de la época y Benjamín Franklin.
—Ben, ¿qué tenemos: una monarquía o una república? Habría dicho la mujer.
Y él habría contestado:
— “Una república, si podemos conservarla”.
La pregunta es: ¿Y nosotros?
marcelo
January 20, 2021 @ 11:08 am
es asi lana son mal perdedores lo mismo hizo cfk cuando no fue a la asuncion de macri en el 2015