La Vida Tiene Muchas Vueltas
Hace muchos años me tocó trabajar en una historia difícil del pasado de mi país de origen, Argentina, para el programa de investigación Edición Plus.
Como parte de un inusual equipo de producción, por su cantidad de miembros, experiencia y profesionalismo, emprendimos la dura tarea de relatar un caso emblemático de los “años de plomo” como se conoce a la dictadura militar de 1976-1983.
Me refiero a los mellizos Reggiardo-Tolosa, en aquel momento aún en manos del asesino Samuel Miara, un oscuro sub-comisario seguramente involucrado directamente en la muerte de los padres biológicos de esos niños, a quienes robó para regalar a su esposa, como un cruel botín de guerra.
En aquel entonces, seguramente 1992, por gestión de nuestro maravilloso productor Carlos Echeverría, entrevisté a Beatriz Castillo, la “apropiadora” de los bebés recién nacidos, arrebatados a una joven madre prisionera en algún sótano húmedo, frío y oscuro, sin posibilidad de pataleo y quien pagó con su vida después de dar a luz. La imagino desesperada cuando le sacaron de su lado a sus niños y me da una congoja insoportable. A sus captores no parece haberles dado el menor remordimiento.
Creo que la premisa de la entrevista era falsa. Nuestro programa aún no había salido al aire así que en Argentina nadie me conocía o habria sido imposible, y se le dijo que era para la TV holandesa. Estos datos puede que no sean 100% certeros por mi falta de memoria.
Ella accedió, milagrosamente. Seguro creía que todas las mentiras que planeaba decirme, la ayudarían en las causas judiciales que veía en el horizonte.
Me caben pocas dudas que su esposo la controlaba a su parecer y la conminó a hacerla.
Allí estaba yo, joven pero ya experimentada en el arte de la entrevista, en el pequeño departamento de Caballito, un barrio de Buenos Aires, el cual compartía con los quinceañeros Matías y Gonzalo.
Ellos, lo cual me pareció curioso, se encontraban en la propiedad, seguramente con la intención de dar más naturalidad a la escena familiar. La tensión, sin embargo, se sentía en el ambiente.
La regla básica en este tipo de entrevistas es saber la mayor cantidad posible de información sobre el sujeto, para poder re-preguntar, rebatir y no dejar que mientan sin consecuencias. Pero en este caso, la intención no era esa. Era que ella hablara lo más posible sin contestarle nada. Que sola se explayara con su discurso preparado para atrapar a los “incautos periodistas internacionales”. No la iba a contradecir. Los datos los teníamos nosotros. Sus mentiras la dejarían en evidencia.
Durante la entrevista Castillo me mintió una y otra vez sin sonrojarse en absoluto, aunque su lenguaje corporal decía mucho más que sus palabras. Mentía y se le notaba.
El caudal de emoción reprimida que me causó estar en esa casa, frente a esa delincuente, sabiendo por lo que habían pasado esos chicos, sin poder decirles nada, sin poder abrazarlos o rescatarlos, tenía que escapar de alguna forma. Durante la conversación me comporté como una perfecta idiota que compró de buena gana las mentiras que me vendían.
Al despedirme, salí a la calle, paré un taxi, alcancé a decirle a dónde iba y no aguanté más: me largué a llorar desconsoladamente. El pobre taxista, asumo, creyó que había sido víctima de una violación porque me preguntó si quería ir a una comisaría.
Nuestra nota entera eventualmente salió al aire por Telefé, y probablemente cambió la historia personal de los mellizos ex Miara y actualmente Reggiardo-Tolosa. Nada seria igual para ellos.
Hagamos una cámara rápida al futuro.
Inventan twitter.
No se como ni de qué forma Matías, uno de los mellizos, comienza a seguirme en la red social del pajarito. No se si sabe quien soy, si me recuerda. De alguna forma me siento culpable. No los rescaté cual comando israelí cuando los tuve al tiro. Si bien aprendieron cuál es su verdadera historia, su vida quizás apacible hasta ese momento, se convierte en un infierno de mentiras, incertidumbres, violencia, amenazas, cambio de domicilio, escuela, amigos, cárcel de quien creían era su padre, conocimiento y traslado con su familia biológica que no sale bien, y miles de cosas que seguramente habrán dejado profundas heridas en la psique de esos jovencitos.
Eventualmente nos ponemos en contacto por mensaje directo.
Mensaje va, mensaje viene, terminamos encontrándonos en Miami, donde viene de vacaciones con su esposa y su bellísimo hijito de 6 años. Eso pasó hoy, un fresco 28 de febrero de 2020.
Los llevo a pasear por la zona y hablamos. Sus “apropiadores” fallecieron. Durante los últimos años no volvió a verlos y no parece importarle. Está en contacto con parte de su familia biológica. Me recuerda que en nuestras breves conversaciones por mensaje, le conté algo muy personal sobre la muerte de mi mamá. Mi mamá a quien disfruté hasta sus 91 años. Estoy hablando con un hombre de 43 años quien nunca conoció a la suya. No se si pasó minutos, horas o algunos días con María Rosa Tolosa. Sólo puedo imaginar, desde mi perspectiva de madre, que me arranquen a la fuerza a mis mellizos y me desgarra las entrañas. Escribo esto con lágrimas que corren copiosamente por mis mejillas. Y esos bebés, aun sin el raciocinio que les permitiese analizar la situación, tienen que haber llorado desesperadamente por ese pecho que no les daría la leche materna que les correspondía, por esos latidos de un corazón que no volverían a escuchar.
Este hombre de 43 años necesitaba conocerme por algo que le había comentado sobre mi mamá.
En el centro comunitario local, donde hicimos una parada técnica para ir al baño, rodeados de gente y niños correteando alrededor, a Matías Reggiardo Tolosa se le llenaron los ojos de lágrimas con mis palabras sobre su madre. Nos abrazamos y ambos entendimos que ese encuentro no era casual. Que quizás desde algún plano diferente, nuestras madres, juntas, tomadas de sus manos no físicas, nos guiaron a un encuentro que, espero fervientemente, cambiará su vida una vez más. Esta vez, para bien.
Edición Plus. Los Mellizos: https://www.youtube.com/watch?v=rXJGkoosJkk
mariano
March 23, 2020 @ 5:05 pm
Genial Lana. Estoy escribiendo sobre el tema y recien ahora veo esto. No sabía que aparte del programa de 1994 con Salomone, un año antes habian hecho otro con Machiavelli. Por casualidad, tenes la fecha exacta en que salió el programa de 1994? para saber si fue antes o despues del tour obligatorio que les hiceron hacer a los mellizos por los programas
Lana Montalban
March 23, 2020 @ 9:10 pm
Gracias Mariano. Creo que fue antes pero la fecha exacta no la se. Un abrazo