Terrorismo
¿Cómo podemos los occidentales luchar contra el flagelo del terrorismo islamista?
¿Cómo se hace para vencer, no ya a un terrorista adulto lleno de odio y vacío de amor que eligió ése camino, sino a un niño pequeño, vendido por sus propios padres a una organización extremista, que lo educa y entrena para explotar como un hombre bomba y matar la mayor cantidad de personas posible?
Un niño de 12 años fue el último caso que leí al respecto. Evidentemente el lavado de cerebro al que fue sometido, seguramente prometiéndole 72 vírgenes y otras ridiculeces que no entendía siquiera, no sirvieron para convencerlo: en vez de detonarse se entregó a la policía. Pero la mayoría no se anima a rebelarse. Quien sabe cómo tendrán amenazadas y aterrorizadas a éstas almas maleables e indefensas. De pensar un solo instante que esa pudiese ser mi hija, me estremezco.
¿Y cómo habría reaccionado yo a los 10 o 12 años si me secuestraban para ése propósito?
Recuerdo haber visto un video que me resultó espeluznante sin contener imágenes gráficas. Una joven palestina retiraba a su bebé de menos de un año de un hospital israelí. Los médicos y enfermeras le regalaban un carrito de bebé y cosas para su hijo. En la conversación con un reportero, decían algo más o menos así: “esperamos poder ser amigos”. Ella bajaba la vista y negaba con la cabeza con una media sonrisa en los labios.
“¿No dejarás que tu hijo algún día se martirice y nos ataque…o si? Le preguntaron. Y ésa mujer, cuyo hijo había sido salvado por ésos mismos profesionales, contestó : “el martirio es hermoso”. “La vida es cero, la vida no es nada. Nosotros no tememos morir”. Imposible luchar contra eso. Ahí va otro futuro niño-bomba, alentado y admirado por su propia progenitora.
La única forma de defensa que tenemos contra “gente normal que se radicaliza”, como el caso del ama de casa y reciente madre de San Bernardino, California, es estar muy atentos. Los cambios en general son paulatinos. Estas personas son cada vez más religiosas, Cada vez más alejadas de sus lugares de diversión, estudio, amigos y familia. Hay que saber observar e informar.
Y si somos acusados de estar paranoicos, o si llamamos al FBI (o al servicio similar de donde vivimos) para transmitir nuestra preocupación sobre alguien completamente inocente, será mejor quedar como tontos que no hacer nada y perder a miembros de nuestra comunidad o nuestra familia, bajo las balas o los cuchillos de éstos asesinos.
Como dice el slogan de la ineficiente “Homeland Security” o Seguridad Nacional Norteamericana: “si ves algo, di algo”.
Por si acaso: 1-800-CALL-FBI (800-225-5324)
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Madre palestina (Version corta)
https://www.youtube.com/watch?v=X38JLOks8Ho