Adicciones
No soy Charlie Sheen, ni tengo HIV, ni mi anuncio provocará portadas de revistas y diarios en el mundo entero. Pero lo digo aquí, por este medio. Lo acepto y me hago responsable: soy una adicta.
Estoy haciendo lo posible por vencer mi adicción, pero por el momento los resultados me son adversos. No logro superarla y por el contrario, cada día estoy peor, con una adicción más profunda.
Si te estás imaginando que hablo de alcohol o de algún tipo de drogas, estás en lo incorrecto. Hablo de la tecnología.
Antes de tener el mal llamado “teléfono celular inteligente”, que no es más que una sofisticadísima computadora para el bolsillo del caballero y la cartera de la dama, cuando salía de mi casa dejaba de estar comunicada con mis amigos o mi trabajo, no tenía posibilidad de averiguar nada a menos que pasara por una biblioteca, no me enteraba de noticias locales, nacionales o internacionales a menos que estuviese manejando con la radio puesta en una radio AM, o que alguien en el subterráneo o el chofer del taxi me dijera: ¿se enteró de tal y tal cosa?
Ahora todo eso y mucho más ha cambiado. Si veo mi cuenta de Twitter cada 20 minutos, me entero de 20 noticias de todo tipo. Desde que Turquía bajó a un avión ruso hasta cual es la tendencia en zapatos en Argentina o en Groenlandia. Desde qué dijo un premio Nobel de literatura hasta las ridículas declaraciones de amor o desamor de una estrella de un reality show. Todo esta allí, en mi mano, recibiendo –según algunos informes, negado por otros- una interesante cantidad de radiación diaria que haría sonrojar a Madame Curie.
No puedo dejar de mirarlo, leerlo, reenviarlo, compartirlo. Me hace sonreír, reír, lagrimear y llorar con sus videos, sus fotos y sus historias de supervivencia, gatitos disfrazados y avisos también disfrazados de historias reales.
Antes no podía dormirme sin darle el besito de las buenas noches a mi hija. Ahora, no puedo dormirme sin revisar una vez más mis redes sociales, E-mail, cables de noticias, etc. ¡Y eso que hacían 5 minutos que lo había hecho por ultima vez!
En China se conoció hace poco que existen clínicas de desintoxicación a Internet que varían desde métodos militares hasta tratamientos farmacológicos. En EEUU hay una clínica en el estado de Pensilvania que ha comenzado a tratar jóvenes y no tan jóvenes con adicciones a la tecnología. Algunos de los pacientes hasta han desarrollado coágulos en sus piernas porque no se levantan de la computadora ni para ir al baño (si, usan pañales para adultos o una botellita como baño).
Como si no tuviésemos suficientes enfermedades en el mundo, nos arreglamos para inventar nuevas.
Ah! Dicho sea de paso, lo mío fue una exageración. Dependo muchísimo de la tecnología, pero si no la tengo, ni me vuelvo loca, ni tengo problemas de adaptación