Periodismo Vs. Periodismo
Hemos visto en los últimos años como el periodismo en algunos países latinoamericanos como Venezuela y Argentina, se han convertido en profesiones muy peligrosas. Ataques , físicos y hasta mortales, se han llevado desde la vida de mis colegas así como la posibilidad de trabajar en una profesión que es todo pasión.
Gobiernos populistas han convertido a la prensa libre en rehenes de subsidios a su “prensa adscripta” y ataques de todo tipo han puesto sus vidas en peligro. Como en tantos otros regímenes de derecha o izquierda, en cuanto el “papá gobierno” acusa de algo a algún grupo en particular, surgen inmediatamente seguidores que enceguecidos de odio, miedo e ignorancia, llevan a cabo ataques contra “el enemigo”. Este puede ser la prensa libre, los refugiados, los ciudadanos de países limítrofes, los judíos, los negros o cualquier grupo minoritario.
En Argentina tenemos la esperanza que eso cambiará. Que el abrumador presupuesto gubernamental destinado a financiar a la prensa adicta, y denostar a la prensa libre o crítica con su falta de “pauta oficial”, deje lugar a un reparto equitativo entre medios reales, y que lo que en realidad no era prensa sino “Departamentos de Propaganda Política” a favor de la casa de gobierno reinante (y no uso el término por casualidad) se destine a desarrollar medios más pequeños, a subsidiar medios de difusión cultural y a todo aquello que está contemplado por las leyes que están escritas pero que no han sido respetadas. De no ser así, seré crítica con el gobierno entrante como lo soy con el saliente.
Tengo además un pedido desde lo más profundo de mi corazón: llamemos periodistas a quienes se dedican a informar lo más objetivamente posible –todos somos humanos y por ende falibles- a investigar y a criticar lo que está mal.
No llamemos generosamente periodistas a aquellos que cobran exorbitantes sueldos de parte de un gobierno para describir las suntuosas ropas del emperador desnudo. Ya que estamos, tampoco prestemos ese título a quienes se dedican a “investigar” quién durmió con quién, quién engañó a quién y quien mostró o no un pecho desnudo, muchas veces con métodos extorsionadores y otras joyitas.
Es como decir que Leonardo Da Vinci y un pintor de paredes son artistas. Quizás ambos sean pintores, pero artista: uno solo.