Reflexiones de cumpleañera
Hace años, teníamos suerte si recibíamos una docena de llamados telefónicos y alguna tarjeta por correo con las felicitaciones correspondientes en nuestro cumpleaños.
Hoy, es despertarse y recibir un aluvión de mensajes escritos y de voz, llamadas y más, a través de Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, email, Signal, Telegram y sigue la lista.
A pesar de que podría recibirlo como una formalidad más, me ha llenado de emoción. Amigos y familiares desde todos los puntos del planeta (literalmente) que se toman unos minutos de sus ocupados días para dedicarme unas palabras cariñosas.
Me siento bendecida, llena de gratitud por todo lo que esta vida me ha dado.
Mi vida no es perfecta, nunca lo fue y nunca lo será, pero elijo ver lo bueno y eso me hace una verdadera privilegiada.
A todos los que se acordaron (o las redes y agendas electrónicas les hicieron acordar), y me dedicaron unas palabras: mil gracias.
Me hacen muy feliz.
Ojalá sea verdad que algún día, en otro plano, vuelva a reunirme con mis seres queridos quienes partieron antes. Solo me faltan esas llamadas.
Lana